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Luego de un muy exitoso comienzo de La Cornisa, que estuvo primero en audiencia ante las otras señales de noticias y con picos por encima de los canales de aire, hoy lunes 6 de abril a las 21 horas Luis Majul comenzará Mirá (lo que te digo), también por LN+, el canal del diario La Nación.

Hasta hace una semana, el Presidente era uno. Atravesado por la correcta decisión de implantar el aislamiento y la cuarentena, se mostraba enérgico y ecuánime, por encima de la grieta. Entonces algo pasó. Algo “le pasó”. Porque a partir de ese momento empezó a repetir consignas propias de un discurso agresivo, anti productivo y anti empresario. Si los cacelorazos no le afectaron, como explicó en los últimos reportajes, mucho, no se notó.

En la primera emisión de La Cornisa en la señal LN+ (el canal de noticias de La Nación), Luis Majul presentó una columna editorial con el siguiente título: "Las preguntas que el presidente no puede responder". En su comentario, el periodista expuso una serie de temas sobre los que el presidente Alberto Fernández debería ofrecer mayores precisiones. A continuación el video completo de la opinión:

Ya está todo listo para el gran regreso. Vuelve La Cornisa, el clásico programa periodístico de los domingos con Luis Majul. Será el próximo 5 de abril a las 21 horas, por la señal de La Nación, LN+. En la temporada número 21, Majul estará acompañado por un gran equipo para abordar todos los temas de la realidad con entrevistas, investigaciones y opinión.

La grieta no se había cerrado. Estaba ahí agazapada, entre los contagios del coronavirus, y los oportunistas de siempre. Se podría decir que la volvió a abrir el dirigente menos pensado, el mismo al que promocionan como el presidente de la unidad: el presidente de la Nación, cuando llamó miserable a Paolo Rocca, accionista del Grupo Techint. Pero ya la habían entreabierto Marcelo Sain, ministro de seguridad de Santa Fe, al vincular al virus con los “chetos” que viajan al exterior y Daniel Filmus, al interpretar, de manera sesgada, que los aplausos de las 21 eran para Alberto.

(Columna publicada en Diario La Nación) Tiene razón Longobardi: la curva de contagios del coronavirus no se va a aplanar amenazando a Rocca, accionista mayoritario de Techint. Tampoco haciendo sonar las cacerolas para que los diputados y senadores nacionales donen parte de sus dietas. No hay que ser muy despabilado para entender que lo ideal sería que ninguna empresa tuviera que despedir a ningún trabajador en medio de la pandemia . Pero la pregunta inevitable es qué emprendimiento, pequeño, mediano o grande, podría mantenerse en pie con la actividad paralizada a nivel cero. O, en todo caso, durante cuánto tiempo. La respuesta no es difícil: pocos, casi ninguno.

El Presidente está siendo valorado por su decisión de decretar la cuarentena a tiempo, con la intención de evitar lo que ahora sufren España e Italia. Pero eso no lo habilita a calificar y descalificar a personas de manera grandilocuente, como si fuera el dueño de la verdad. Es un dato positivo que el sindicato de Camioneros aporte 300 camas al deteriorado sistema de salud de la provincia, pero eso no lo hace a Hugo Moyano ni una persona inmensa, como lo calificó Fernández, o un dirigente ejemplar.

La Cornisa, el clásico programa periodístico de los domingos y conducido por Luis Majul, vuelve a la pantalla este domingo 5 de abril a las 21 horas por la señal La Nación+. En el esperado debut se presentarán dos entrevistas exclusivas: al presidente de la Nación, Alberto Fernández y al prestigioso periodista y escritor, Jorge Lanata.

Los cacerolazos de las 21:30 del lunes y de ayer no van a aplanar la curva del coronavirus, pero constituyen una señal de alerta para todo el sistema político, que estaba yendo derechito a una nociva malvinización de la cuarentena. Autoconvocados en determinados barrios de la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, entre otros distritos, el ruidazo bien podría ser sintetizado con una frase que el Presidente le dedicó, en las últimas horas, al grupo Techint: “Muchachos: ahora les toca ustedes”, con una pequeña diferencia: parece claramente dirigido a todo el sistema político. Cometería un grave error el jefe de Estado si tomara la protesta como algo personal.

Hay que quedarse en casa y pagar impuestos. Todos los empresarios deberían evitar los despidos y sacar dinero del propio bolsillo para pagar los salarios, mientras evitan la quiebra. Pero a la clase política rentada, parafraseando al propio Presidente, también le tocó la hora de perder algo, y ponerlo al servicio del resto. ¿Un veinte por ciento de sus ingresos y de los gastos administrativos? Si.