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(Columna publicada en Diario La Nación) Cuando la vicepresidenta avanza, el Gobierno, pero también el país, retrocede varios casilleros. Sucede lo mismo a la inversa: cuando Cristina retrocede o no se puede salir con la suya, las cuestiones del Gobierno y el país avanzan. Empiezan a salir las cosas bien. Analicemos, con detenimiento y sin espíritu de grieta, el acuerdo con los acreedores privados.

El Presidente Alberto Fernández funciona como el gerente que opera la grieta. La Dueña de la grieta es la vicepresidenta, y su círculo de incondicionales, entre los que se encuentran, con diferentes estilos, desde Oscar Parrilli hasta Máximo Kirchner. Pero el jefe de Estado la saca a relucir cada tanto, con el único objetivo de evitar el enojo de Cristina.

El acuerdo con los bonistas favorece al presidente y perjudica a la vicepresidenta. Es porque pone de manifiesto el fracaso de su discurso radicalizado, y el principio del triunfo del sentido común. Es más: ilustra cada vez más y mejor la importancia de los datos, por encima del relato. Ayer, en Mirá, Martín Tetaz terminó con la falsa idea de que el kirchnerismo había provocado desendeudamiento y el gobierno de Macri un endeudamiento diabólico.

El acuerdo con los acreedores privados es una buena noticia, en el medio de cien malas. Es cierto: el gobierno, desde el inicio de la negociación hasta ahora, cedió media docena de veces y el Estado terminará pagando 15 mil millones de dólares más de lo que pretendía originalmente. Así y todo, al final de la película, el arreglo le generará a la Argentina un ahorro de 30 mil millones de dólares.

Juntos por el Cambio discute ahora los límites que le quiere poner a la prepotencia del gobierno. Es decir: los límites a la vicepresidenta Cristina Fernández, a Máximo Kirchner y al presidente, si es necesario, también. Si lo que anuncian en privado no es jueguito para la tribuna, es probable que los diputados Mario Negri y Cristian Ritondo y el senador Naidenoff se planten y no renueven el compromiso de seguir con las sesiones virtuales del Parlamento.

A continuación video de la columna editorial de Luis Majul en la emisión del programa La Cornisa por la señal La Nación Más: "Mafias, corrupción, venganza e impunidad: la verdadera pandemia argentina"

Es un papelón, un error o un gran negocio. Una invitación de la Jefatura de Gabinete llamó la atención a proveedores acostumbrados a las particularidades en las compras del Estado Argentino.

Si no pasa nada raro, en los próximos días, Cristóbal López conseguirá lo que casi ningún hombre de negocios logró. Esto es: apropiarse del equivalente de mil millones de dólares de manera fraudulenta, usar parte del botín para comprar medios de propaganda y bancos, sacarse de encima la gravísima causa judicial y empezar a pagar, en cómodas cuotas, solo una parte de la enorme deuda que tiene con el Estado. Es decir; con vos y conmigo, con todos los que pagamos impuestos en tiempo y forma.

Parece mentira. Parece mentira que en medio de la pandemia, con los crecientes casos de inseguridad, que aumentan no solo en cantidad sino en nivel de violencia; en el medio de la crisis económica más grave de la historia de la Argentina, con los niveles de pobreza y desocupación con miles de pymes y de grandes empresas a punto de cerrar o en proceso de cierre, con la incertidumbre de hacia dónde va el mundo, la Argentina y cada una de nuestras propias vidas.

Si el Gobierno consigue ampliar la Corte se habrá terminado de consagrar la impunidad.