(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 2 de agosto de 2023 en LN+) Massa parece atrapado sin salida, entre la nueva suba del dólar blue y las reservas negativas, la pobreza y la inflación, Grabois y Cristina, quien acaba de pedir que dejen competir a Julio Zamora por la intendencia de Tigre, y lo incluyan en la boleta donde figura como candidato presidencial el ministro de Economía.

Tan complicado Massa parece estar, que hasta la titular de AYSA, candidata a intendenta de Tigre, y esposa, Malena Galmarini, tuvo que salir a decir que elegir a Grabois será un voto perdido.

El verdadero problema de Massa es que hay un alto porcentaje de kirchneristas que no se lo termina de tragar. Que no se lo fuman y hacen contorsiones con el idioma, como Ofelia Fernández, quien ayer, en la entrevista con Luis Novaresio, parecía más una burócrata de la política que la legisladora fresca y rebelde que asumió su banca con la marca de la frescura y la crítica al poder.

Una y mil veces nos preguntamos si Massa podía ser candidato a presidente en el medio del desastre de la economía y el aumento de la inflación. Quizá la respuesta correcta se esté viendo esta semana, con el aumento de la carne en un 20 por ciento, y el dólar blue a 560 pesos, el valor nominal más alto de la historia, haciendo estrago en los salarios y la capacidad de ahorro de los argentinos.

Porque ¿quiénes, más allá de los kirchneristas obedientes y de los que temen que se les quite su plan social, irían el domingo 13 a las urnas para votarlo con alguna convicción? ¿Y qué promesa estaría en condiciones de cumplir el candidato, sí, desde que asumió, hace exactamente un año, como ministro de Economía, la caída del ingreso entre los trabajadores formales, los cuentapropistas y los jubilados cada vez se siente más?

A su jefe de campaña, el ministro Eduardo “Wado” De Pedro, más no le puede pedir. Bastante con que no le tira piedras, después de haber sido bajado de la candidatura a presidente, a pesar de los deseos de Cristina. Y a la vicepresidenta tampoco.

Ella está demasiado ocupada tratando de lograr el quorum para sesionar y conseguir una prórroga del mandato para la jueza Ana María Figueroa, junto a la aprobación del pliego de 75 candidatos a jueces que le responden, mientras patea para adelante la reapertura del juicio oral en la causa Hotesur - Los Sauces, donde la acusan, junto a sus dos hijos, de ser la jefa de una banda criminal que lavaba dinero de la corrupción.

Por eso Massa está cada vez más parecido a Alberto Fernández, el presidente que un día decía una cosa y al otro día decía otra, en una carrera desenfrenada hacia la búsqueda del voto que al mismo tiempo devalúa su palabra, y genera cada vez más desconfianza en el sector al que pretende conquistar.

Por Luis Majul