"Están festejando por anticipado, como si hubiéramos ganado una elección. Pero lo que pasó, en realidad, es mucho peor: hemos perdido al Jefe y el ejercicio del poder entró en un desorden evidente”.

La sentencia fue pronunciada por alguien que formó parte del gabinete de Cristina Fernández y que conoció a Néstor Kichner muy bien. Un peronista de la provincia de Buenos Aires con ambiciones y mucho futuro. Alguien al que le encanta analizar las encuestas, en especial las que lo ubican con un alto nivel de conocimiento y como un potencial candidato a dos de los cargos más importantes de la Argentina.

Al aludir a los festejantes, se refería a quienes, muy cerca de la Presidenta, ya dan como un hecho que será candidata y que ganará las elecciones en primera vuelta.
Él cree que, si de veras piensan ahora en eso, “o son unos ingenuos, o están desesperados por conservar sus quintitas o no aprendieron nada” del ex presidente. Les recomienda que no lean las encuestas de estos días. “Una semana después de la muerte de su padre, Ricardo Alfonsín tenía una intención de voto para presidente de casi el 30 por ciento. Andá a preguntar ahora por él: no llega ni a la mitad de eso”.

El dirigente considera que todavía no hemos visto lo peor. Y asegura que lo que sucedió en los últimos días es una muestra en miniatura de lo que se viene. “Con Néstor no hubiera estallado la interna entre Amado (Boudou) y Aníbal. Con Néstor no se hubiera tratado con tanta liviandad los pedidos a los diputados que no son del palo para que se levantaran de sus bancas. Néstor hubiera evitado que el tema de la inflación y la corrupción volvieran a la agenda. Néstor no hubiera permitido que Carrió volviera a presentarse ante la sociedad como la Jefa de la Anticorrupción y al mismo tiempo ensuciara a todos nuestros compañeros”.

La solapada interna en el gobierno no se transformó, todavía, en un escándalo, porque están siendo eclipsados por los papelones de la oposición.

Veamos. Hay más de una docena de diputados nacionales que afirman haber sido llamados por colegas kirchneristas y funcionarios para cambiar su voto o ausentarse de la sesión, y así permitir la aprobación de la versión oficial del Presupuesto sin tocar una coma. Era el plan de "a todo o nada, a matar morir" que la Presidenta le habría ordenado a la diputada Patricia Fadel a través de un mensaje de texto. Fadel, además, es la diputada del Frente para la Victoria que primero se conectó con su colega evangelista Cynthia Hotton con la intención de ofrecer cargos y ayuda logística para su monobloque a cambio de ayuda para aprobar el presupuesto.

Hotton, igual que su colega de la Unión Cívica Radical de Santa Cruz, Elsa Alvarez, tuvieron el coraje de denunciar en el recinto las ofertas. Pero hay otra decena de diputados pertenecientes al radicalismo, el peronismo federal, PRO y hasta la fuerza liderada por Fernando Pino Solanas que también fueron sondeados para abandonar sus bancas o votar a favor del proyecto oficial. Ahora aparecen todos en el mismo lodo. Y la sociedad ya no diferencia a los legisladores que toman decisiones por convicción de quienes lo hacen para recibir dinero por debajo de la mesa.

La denuncia de Elisa Carrió sobre “la Banelco de Cristina” es una bomba en profundidad para toda la clase política argentina. Le explota en la cara a la Presidenta, porque la líder de la Coalición Cívica la responsabiliza de pretender imponer su Presupuesto a través de ofertas espúreas. Pero también a los líderes de la UCR, los referentes del peronismo disidente y al propio Mauricio Macri, porque revela las dificultades que tienen para conducir a sus bloques parlamentarios.

La lectura inmediata que hacen del escándalo los funcionarios, gobernadores e intendentes que manejan poder real también es patética. Dicen "con Néstor esto no hubiera pasado" pero no niegan que, ante la discusión de cada ley considerada crucial, funcionaba la Banelco en cualquiera de sus versiones. Es decir: a través del apriete a gobernadores que necesitan obras públicas, de relaciones personales con diputados opositores o no kirchneristas, de ofertas de contratos y beneficios para los bloques en el propio Parlamento, o de dinero contante y sonante para el bolsillo personal del legislador.

“Con Kirchner estábamos mejor. Ahora que se murió, estamos todos desnudos y desorientados, corriendo de un lado para el otro, intentando tapar los agujeros que antes tapaba él”
, me dijo un importante diputado del peronismo disidente, quien analiza la posibilidad de abandonar el espacio para seguir a Carlos Reutemann.

La semana que empieza será crucial. El Gobierno amenaza con un carpetazo general para todos los que atendieron los teléfonos oficiales. Carrió ya le mandó a decir a la presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Graciela Camaño, que si no va a fondo con la investigación el escándalo se la llevará puesta a ella también, junto con su futuro político. Y la Presidenta no tendrá más remedio que abandonar el luto para demostrar que es capaz de reemplazar a su marido en medio de este desbarajuste.

 

Publicado en El Cronista